Dominaban las ganas de vivir, y todos queran vivir con intensidad, euforia y placer, en una clara reaccin a los horrores de una guerra sanguinaria.
Divina Irina soaba y buscaba conquistar las glorias de los escenarios teatrales, utilizando descaradamente la belleza y la seduccin para alcanzar fama y fortuna, negndose a s misma el mayor de todos sus deseos: amar y ser amada. Usar hombres era su ley. La vida, sin embargo, ofrece encuentros inesperados y un amor de muchas vidas acaba reapareciendo y poniendo en duda la superficialidad de las emociones y las relaciones que cultivaba Irina.
Esto, entonces, le hace comprender que amar no significa esposarse, crear dependencias y que amar libremente es mucho ms que no ser posesivo.