Traduccin original, completa e ntegra del libro de Andrew Murray (1828-1917): "Humility: The Beauty of Holiness" [Humildad: La Belleza de la Santidad]. Con notas y referencias originales puesto a disposicin nica y exclusivamente a travs de Amazon. Esta traduccin incluye: (1) un prlogo del traductor; (2) versculos bblicos completos; (3) abundantes referencias bblicas; y (4) notas explicativas a pie de pgina. El traductor, prologuista y anotador de esta traduccin es el Hno. J. L. Flores, uno de los estudiosos ms notables de nuestros das acerca del pensamiento bblico y teolgico de Andrew Murray; as como un reconocido exegeta, biblista, y estudioso-practicante en el campo de la espiritualidad cristiana. Sus traducciones de las obras de Murray, destacan por su integridad a las originales; as como por su empata con la espiritualidad del autor, lo cual hace de estas traducciones, algo novedoso, ms rico y ms profundo, bblicamente hablando, que las obras originales escritas en ingls. En este libro, un anciano y experimentado Andrew Murray, nos muestra como la humildad era el deseo original de Dios para con el ser humano cuando fue creado, el ser humano deba ser un recipiente vaco para ser llenado con Dios mismo, como su vida y como su naturaleza (cf. Gnesis 2:7; 2 Corintios 4:7), por ello haba sido creado a Su imagen, conforme a Su semejanza (cf. Gnesis 1:26; 5:3). Sin embargo, el veneno del orgullo satnico se imparti primero en el ser humano, y el mismo cay (cf. Gnesis 3:5). Pasaron los siglos, antes de que la simiente de la mujer (cf. Gnesis 3:15) que haba sido prometida viniera al mundo como la Humildad Encarnada, para ser el Redentor de la humanidad, Aquel que restaurara al ser humano a su condicin original, a la posicin que tena antes de la cada. "Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envi a Su Hijo, nacido de mujer" (cf. Glatas 4:4), y Su vida y Su enseanza, fue un testimonio viviente de que la humildad perdida por la cada, poda ser verdaderamente vivida y manifestada en los seres humanos; luego de "dar Su vida en rescate por muchos" (cf. Mateo 20:28; Marcos 10:45) como el acto supremo de la humildad (cf. Filipenses 2:8), en resurreccin, ese Cristo glorificado que permanece siempre vivo en el Espritu (cf. Juan 7:39), vino para morar en nosotros (cf. Colosenses 1:27) como la humildad nica y genuina que puede ser vivida en esta tierra, la cual fue experimentada primeramente por los primeros discpulos, y posteriormente ha venido a nosotros, para ser expresada en nuestra vida cotidiana, al relacionarnos con las personas en el mundo, pero sobre todo, al tener comunin con los muchos hijos de Dios (cf. Hebreos 2:10). La humildad est relacionada con todos los aspectos de la vida cristiana, es la salvacin misma. En primer lugar, con la santidad, como el verdadero fruto de la misma, el revestirse de la humildad de Cristo es la verdadera santidad. Con el pecado, al no perder nunca de vista lo que ramos, y lo que ahora somos nicamente por Su gracia. Con la fe, en el hecho de creer que no somos nada, y que Dios lo es todo. Con la muerte al 'yo', el lado positivo o religioso de la carne, que nos impide que podamos ser uno con los dems miembros del Cuerpo de Cristo. Solo cuando tenemos esta visin tan difana de los que es la humildad y de lo que la misma persigue, podemos comprender que todo sufrimiento, prueba o quebrantamiento, tiene como nico fin que la humildad de Cristo se forje en nuestro interior; y que al atravesar por todas estas circunstancia, antes que desmoralizarnos, las mismas tiene el propsito de concedernos ms gracia y nos permiten que Su poder repose sobre nosotros; esto le da sentido a nuestra vida peregrina en esta tierra, y nos permite poder llevar una vida de felicidad en medio de los problemas y de los sufrimientos, en la espera gloriosa, de que cumplido Su propsit
Traduccin original, completa e ntegra del libro de Andrew Murray (1828-1917): "Humility: The Beauty of Holiness" [Humildad: La Belleza de la Santidad]. Con notas y referencias originales puesto a disposicin nica y exclusivamente a travs de Amazon. Esta traduccin incluye: (1) un prlogo del traductor; (2) versculos bblicos completos; (3) abundantes referencias bblicas; y (4) notas explicativas a pie de pgina. El traductor, prologuista y anotador de esta traduccin es el Hno. J. L. Flores, uno de los estudiosos ms notables de nuestros das acerca del pensamiento bblico y teolgico de Andrew Murray; as como un reconocido exegeta, biblista, y estudioso-practicante en el campo de la espiritualidad cristiana. Sus traducciones de las obras de Murray, destacan por su integridad a las originales; as como por su empata con la espiritualidad del autor, lo cual hace de estas traducciones, algo novedoso, ms rico y ms profundo, bblicamente hablando, que las obras originales escritas en ingls. En este libro, un anciano y experimentado Andrew Murray, nos muestra como la humildad era el deseo original de Dios para con el ser humano cuando fue creado, el ser humano deba ser un recipiente vaco para ser llenado con Dios mismo, como su vida y como su naturaleza (cf. Gnesis 2:7; 2 Corintios 4:7), por ello haba sido creado a Su imagen, conforme a Su semejanza (cf. Gnesis 1:26; 5:3). Sin embargo, el veneno del orgullo satnico se imparti primero en el ser humano, y el mismo cay (cf. Gnesis 3:5). Pasaron los siglos, antes de que la simiente de la mujer (cf. Gnesis 3:15) que haba sido prometida viniera al mundo como la Humildad Encarnada, para ser el Redentor de la humanidad, Aquel que restaurara al ser humano a su condicin original, a la posicin que tena antes de la cada. "Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envi a Su Hijo, nacido de mujer" (cf. Glatas 4:4), y Su vida y Su enseanza, fue un testimonio viviente de que la humildad perdida por la cada, poda ser verdaderamente vivida y manifestada en los seres humanos; luego de "dar Su vida en rescate por muchos" (cf. Mateo 20:28; Marcos 10:45) como el acto supremo de la humildad (cf. Filipenses 2:8), en resurreccin, ese Cristo glorificado que permanece siempre vivo en el Espritu (cf. Juan 7:39), vino para morar en nosotros (cf. Colosenses 1:27) como la humildad nica y genuina que puede ser vivida en esta tierra, la cual fue experimentada primeramente por los primeros discpulos, y posteriormente ha venido a nosotros, para ser expresada en nuestra vida cotidiana, al relacionarnos con las personas en el mundo, pero sobre todo, al tener comunin con los muchos hijos de Dios (cf. Hebreos 2:10). La humildad est relacionada con todos los aspectos de la vida cristiana, es la salvacin misma. En primer lugar, con la santidad, como el verdadero fruto de la misma, el revestirse de la humildad de Cristo es la verdadera santidad. Con el pecado, al no perder nunca de vista lo que ramos, y lo que ahora somos nicamente por Su gracia. Con la fe, en el hecho de creer que no somos nada, y que Dios lo es todo. Con la muerte al 'yo', el lado positivo o religioso de la carne, que nos impide que podamos ser uno con los dems miembros del Cuerpo de Cristo. Solo cuando tenemos esta visin tan difana de los que es la humildad y de lo que la misma persigue, podemos comprender que todo sufrimiento, prueba o quebrantamiento, tiene como nico fin que la humildad de Cristo se forje en nuestro interior; y que al atravesar por todas estas circunstancia, antes que desmoralizarnos, las mismas tiene el propsito de concedernos ms gracia y nos permiten que Su poder repose sobre nosotros; esto le da sentido a nuestra vida peregrina en esta tierra, y nos permite poder llevar una vida de felicidad en medio de los problemas y de los sufrimientos, en la espera gloriosa, de que cumplido Su propsit