Si Lord Curzon reconoci que el Tratado de Versalles "no era un tratado de paz sino una ruptura de hostilidades", Ezra Pound se refiri a l desde Radio Roma con esta afirmacin rotunda: "El verdadero crimen es acabar una guerra con el fin de hacer inevitable la prxima." Las pretensiones espectrales de lograr una paz sin vencedores ni vencidos, es decir, sobre la base del programa del presidente Wilson, no slo se esfumaron dramticamente en Pars, sino que se transformaron en unas condiciones humillantes que castigaban cruelmente al pueblo alemn.
Lo asombroso, no obstante, es que se hubieran podido concebir esperanzas de una paz negociada despus de haber asistido a la campaa antialemana fabricada en la prensa internacional y de haber constatado quines y de qu manera haban empujado a Estados Unidos a la guerra contra Alemania. Incluso Stalin declar que el Tratado de Versalles fue "un dictado de odio y de latrocinio." En Pars se adopt un sistema de funcionamiento estructurado en tres niveles.
El primero de ellos era la conferencia pblica, celebrada a la vista de todos, que se mostraba al enjambre de periodistas de todo el mundo que haban acudido para cubrir extensamente los actos y toda la parafernalia escenificada abiertamente.
El segundo nivel eran las conferencias secretas de los presidentes aliados, los polticos cooptados, que se reunan privadamente y comparaban las notas y las instrucciones que les pasaban sus amos ocultos.
El tercer nivel era el de las conferencias nocturnas de los lderes judos y sus buenos masones, conocidas slo por un grupo selecto de escogidos, en donde se discutan y tomaban las decisiones de la verdadera agenda.