Hoy, cualquier habitante del planeta recibe en un mes una cantidad de informacin mucho mayor de la que reciban nuestros antepasados de hace pocas generaciones en una vida entera. Nuestros cerebros fsicos y nuestras mentes han debido adecuarse rpidamente a esta nueva realidad. Sus dramticos efectos y consecuencias -tanto positivas como negativas- las comprobamos hoy por doquier. Quienes controlen los flujos, calidad e interpretacin de estos gigantescos y crecientes volmenes de informacin, aunado a las poderossimas tecnologas comunicacionales e informticas, disponen de un nuevo tipo de arma que nuestros antepasados jams hubieran imaginado: un arma potencialmente devastadora que sirve para librar una nueva clase de guerra a la que se le ha dado en llamar Guerra Psicolgica.
Hoy, cualquier habitante del planeta recibe en un mes una cantidad de informacin mucho mayor de la que reciban nuestros antepasados de hace pocas generaciones en una vida entera. Nuestros cerebros fsicos y nuestras mentes han debido adecuarse rpidamente a esta nueva realidad. Sus dramticos efectos y consecuencias -tanto positivas como negativas- las comprobamos hoy por doquier. Quienes controlen los flujos, calidad e interpretacin de estos gigantescos y crecientes volmenes de informacin, aunado a las poderossimas tecnologas comunicacionales e informticas, disponen de un nuevo tipo de arma que nuestros antepasados jams hubieran imaginado: un arma potencialmente devastadora que sirve para librar una nueva clase de guerra a la que se le ha dado en llamar Guerra Psicolgica.