"HUBO una vez un conejo de peluche, y en principio fue realmente esplndido. Era gordo y rechoncho, como debe ser un conejo; su peluche era con manchas de marrn y blanco, tena bigotes reales y sus orejas estaban revestidas de satn rosado. Una maana de Navidad, cuando se sent enclavado en la parte superior de la bota de navidad del nio con un ramillete de santo entre sus patas, el efecto era encantador." [...]
"HUBO una vez un conejo de peluche, y en principio fue realmente esplndido. Era gordo y rechoncho, como debe ser un conejo; su peluche era con manchas de marrn y blanco, tena bigotes reales y sus orejas estaban revestidas de satn rosado. Una maana de Navidad, cuando se sent enclavado en la parte superior de la bota de navidad del nio con un ramillete de santo entre sus patas, el efecto era encantador." [...]