Al cumplirse sesenta aos de Sacrosanctum Concilium, para los catlicos la situacin se presenta hoy ms catica que nunca antes. Una reforma litrgica que se hizo con la intencin de inaugurar una nueva era de templos rebosantes y de acercamientos ecumnicos, no ha logrado producir ninguno de estos resultados; por el contrario, las iglesias se estn vaciando y se las clausura una tras otra. Entre tanto, un antiguo rito, que lleg a su madurez en la Edad Media, que lleva engastadas perlas barrocas, y que fue declarado oficialmente muerto en la dcada de 1960, ha protagonizado un asombroso regreso en todo el mundo. Tolerada por Pablo VI, permitida por Juan Pablo II, liberada por Benedicto XVI y recientemente prohibida por Francisco, la Misa Tridentina sigue siendo una realidad poderosa y polarizadora en la Iglesia de Roma -un arca de santidad y de belleza para quienes la aman, un beligerante "retrogradismo" para quienes procuran su abolicin-. En esta situacin de guerra civil espiritual, no estn nunca lejos de la mente los problemas de la autoridad y de la obediencia.
Obligado por la Verdad aborda trascendentales temas relativos a la autoridad, la obediencia, la tradicin y el bien comn. La Primera Parte se ocupa de la doctrina del Vaticano I sobre la jurisdiccin universal del papa, de los lmites de su autoridad a la luz de otros reconocidos principios, tales como la tradicin litrgica y las costumbres locales; de la forma correcta de interpretar y respetar el Magisterio; de la virtud de la obediencia inteligente, temerosa de Dios, en contraste con sus malignas distorsiones: la decidida rebelda y el servilismo autodestructivo. La Segunda Parte echa una mirada histrica a los ejemplos de prelados que han resistido los excesos papales; analiza el modo cmo el clero debe moverse entre los injustos decretos episcopales sobre Misas privadas, concelebraciones, uso del Rituale Romanum, etc.; proporciona consejos y estrategias a los defensores de la tradicin; y aprovecha los ejemplos de las religiosas perseguidas, sea que sus torturadores hayan sido comunistas soviticos o burcratas eclesisticos posconciliares.