La Conspiracin Abierta. Plan para una Revolucin Mundial: Introduccin de Ernesto Mil. Los verdaderos Protocolos de los Sabios de Sin
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Tales son la verdad de la posibilidad humana y nuestras necesidades, segn yo las percibo; y ste es el modo como el hombre debe vivir, si es que nuestra especie ha de sobrevivir y elevarse a ms grandes destinos. Expongo la verdad segn me ha sido dado verla; para m no puede haber ninguna otra verdad. Por todas partes nos cerca la obscuridad de lo desconocido; pero la luz que poseemos cuando hemos aguzado la vista hasta el mximum, debe ser nuestra gua. A causa de la ceguera y de los prejuicios no puedo hacer otra cosa sino correr al lado de las realidades que imagino que expreso. Por fuerza la realidad que se manifiesta en todo el mundo y en cada instante del tiempo, es infinitamente mucho ms complicada y prodigiosa que cualquiera afirmacin, preada de posibilidades insospechadas todava. Cuanto ms hacemos, tanto ms necesitamos de medida y mapas y planos para mantener nuestra direccin al travs de la selva virgen de sus maravillas y peligros manifiestos. Que esta exposicin de la fase corriente de la vida humana, como ocasin para que una Conspiracin Abierta establezca una economa mundial, haya de parecerles a muchos una simplificacin extremada de nuestras circunstancias, no significa su condenacin. El valor de un mapa estriba en el hecho de que no es un modelo ni una pintura de la realidad, sino una abstraccin reducida, lo suficientemente clara y lo bastante verdica en los puntos esenciales, y suficientemente exenta de errores para poder servir de gua.Este esquema para avanzar y establecer un control humano sobre los destinos de la vida y librarla de sus presentes riesgos, incertidumbres y miserias, se ofrece aqu como enteramente practicable, sujeto nicamente a una condicin: la de que quieran aplicarse a su servicio suficientes hombres y mujeres. Esta no es ninguna profeca. Es claro que todo el crecimiento depende de la aparicin de esos grupos primeros, que han de sostener y difundir sus ideas fundamentales. Estas ideas tienen que llegar a ser la base mental del esfuerzo constructivo. Como estas ideas acierten a encontrar un ncleo suficiente de individuos vigorosos, capaces y abnegados para su establecimiento, lo dems vendr por s solo. Se necesita mucho caudillaje; no el caudillaje de un solo caudillo, porque los tiempos de las monarquas espirituales pasaron, ni el caudillaje de figuras extraordinarias, sino las iniciativas enrgicas de muchas personalidades colaboradoras. No me meter a averiguar dnde se encuentran actualmente esos caudillos, si en las universidades, laboratorios, estudios, factoras, minas o escuelas tcnicas; pero tengo la firme creencia de que acudirn al llamamiento de nuestras poderosas oportunidades.Para mi generacin, el papel de Juan Bautista debe ser nuestra ambicin extrema. Podemos proclamar y hacer evidente el advenimiento de una nueva fase de fe y esfuerzos humanos. Podemos sealar el camino cuyo descubrimiento ha sido la tarea de toda nuestra vida. Hemos golpeado nuestro individualismo instintivo en el yunque del socialismo; hemos presenciado el Apocalipsis de la Gran Guerra; nos han conducido mal y hemos rodado por profundidades de desesperacin; hemos aprendido. He aqu-decimos-lo que de todo eso hemos sacado. Aqu estn las bases para un nuevo mundo. En los pocos aos que nos quedan de vida no podemos esperar hacer ya otra cosa sino eso. A vosotros os toca decir si querris poner el pie en esa direccin y marchar con nosotros avanzando. Sobre vosotros-individual y multitudinariamente-descansa el futuro. Ac y all podr la suerte corregir y complementar los esfuerzos de nuestra especie y salvarnos de los plenos castigos de nuestras culpas y negligencias; pero salvo el impacto de algn inimaginado desastre del espacio exterior, la decisin suprema de la suerte de la vida en este planeta estriba ahora en la voluntad del hombre.
Tales son la verdad de la posibilidad humana y nuestras necesidades, segn yo las percibo; y ste es el modo como el hombre debe vivir, si es que nuestra especie ha de sobrevivir y elevarse a ms grandes destinos. Expongo la verdad segn me ha sido dado verla; para m no puede haber ninguna otra verdad. Por todas partes nos cerca la obscuridad de lo desconocido; pero la luz que poseemos cuando hemos aguzado la vista hasta el mximum, debe ser nuestra gua. A causa de la ceguera y de los prejuicios no puedo hacer otra cosa sino correr al lado de las realidades que imagino que expreso. Por fuerza la realidad que se manifiesta en todo el mundo y en cada instante del tiempo, es infinitamente mucho ms complicada y prodigiosa que cualquiera afirmacin, preada de posibilidades insospechadas todava. Cuanto ms hacemos, tanto ms necesitamos de medida y mapas y planos para mantener nuestra direccin al travs de la selva virgen de sus maravillas y peligros manifiestos. Que esta exposicin de la fase corriente de la vida humana, como ocasin para que una Conspiracin Abierta establezca una economa mundial, haya de parecerles a muchos una simplificacin extremada de nuestras circunstancias, no significa su condenacin. El valor de un mapa estriba en el hecho de que no es un modelo ni una pintura de la realidad, sino una abstraccin reducida, lo suficientemente clara y lo bastante verdica en los puntos esenciales, y suficientemente exenta de errores para poder servir de gua.Este esquema para avanzar y establecer un control humano sobre los destinos de la vida y librarla de sus presentes riesgos, incertidumbres y miserias, se ofrece aqu como enteramente practicable, sujeto nicamente a una condicin: la de que quieran aplicarse a su servicio suficientes hombres y mujeres. Esta no es ninguna profeca. Es claro que todo el crecimiento depende de la aparicin de esos grupos primeros, que han de sostener y difundir sus ideas fundamentales. Estas ideas tienen que llegar a ser la base mental del esfuerzo constructivo. Como estas ideas acierten a encontrar un ncleo suficiente de individuos vigorosos, capaces y abnegados para su establecimiento, lo dems vendr por s solo. Se necesita mucho caudillaje; no el caudillaje de un solo caudillo, porque los tiempos de las monarquas espirituales pasaron, ni el caudillaje de figuras extraordinarias, sino las iniciativas enrgicas de muchas personalidades colaboradoras. No me meter a averiguar dnde se encuentran actualmente esos caudillos, si en las universidades, laboratorios, estudios, factoras, minas o escuelas tcnicas; pero tengo la firme creencia de que acudirn al llamamiento de nuestras poderosas oportunidades.Para mi generacin, el papel de Juan Bautista debe ser nuestra ambicin extrema. Podemos proclamar y hacer evidente el advenimiento de una nueva fase de fe y esfuerzos humanos. Podemos sealar el camino cuyo descubrimiento ha sido la tarea de toda nuestra vida. Hemos golpeado nuestro individualismo instintivo en el yunque del socialismo; hemos presenciado el Apocalipsis de la Gran Guerra; nos han conducido mal y hemos rodado por profundidades de desesperacin; hemos aprendido. He aqu-decimos-lo que de todo eso hemos sacado. Aqu estn las bases para un nuevo mundo. En los pocos aos que nos quedan de vida no podemos esperar hacer ya otra cosa sino eso. A vosotros os toca decir si querris poner el pie en esa direccin y marchar con nosotros avanzando. Sobre vosotros-individual y multitudinariamente-descansa el futuro. Ac y all podr la suerte corregir y complementar los esfuerzos de nuestra especie y salvarnos de los plenos castigos de nuestras culpas y negligencias; pero salvo el impacto de algn inimaginado desastre del espacio exterior, la decisin suprema de la suerte de la vida en este planeta estriba ahora en la voluntad del hombre.