El mundo no es sino confusin y tormento. El odio destroza sus entraas. Mata, mancha y arrastra a sus vctimas en el oleaje fangoso de su furor. Los hombres se buscan con maldad de chacales. Se les oye rugir en la noche iluminada por los rayos.
Los pueblos se detestan.
Los individuos se detestan.
Ya no respetan nada, ni siquiera al vencido que yace en la tierra, ni a la mujer que implora, ni a Los nios de ojos abiertos a los sueos.
Ha muerto el soar.
Solo vive la bestia, la bestia salvaje que pisotea a los tmidos y a Los fuertes, a Los inocentes y a los culpables.
Todo titubea, el armazn de los Estados, las leyes de las relaciones sociales, el respeto a la palabra.
Los hombres que antes, creaban la riqueza en un esfuerzo redoblado, se enfrentan ahora como fieras desencadenadas.
Mentir es slo una forma ms de ser hbil.
El honor ha perdido su sentido, el honor del juramento, el honor de servir, el honor de morir. Los que permanecen fieles a estos viejos ritos hacen sonrer a los dems.
La virtud ha olvidado su dulce murmullo de manantial. Las sonrisas no son ya confesiones del amor sino reticencias, estafas o rictus.
Se asfixian las almas. El denso aire est cargado de todas las abdicaciones del espritu.