Yo tenía un sillón. Carecía de otras cosas superfluas, pero tenía un sillón. No era una asiento cualquiera, había conocido tiempos mejores y a temporadas cojeaba, pero seguía conservando cierto empaque. Ni siquiera recuerdo su procedencia. Supongo que era uno de esos viejos trastos que pasan de una casa a otra cuando se renueva el mobiliario y que había conocido otras muchas y nobles posaderas familiares antes que las mías, pero eso, lejos de restarle valor, lo hacía más entrañable. ¿Por qué escribo sobre mi sillón? Aparte de porque me da la gana, porque ese sillón fue mi amigo y confidente. En él y con él, pasó parte de mi adolescencia y de mi juventud. Sentado en su regazo, miré por primera vez, hasta escocer-me los ojos, las modelos desnudas…
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Enigmas (Digital) - 1 Issue, Febrero 2019