Cueva monocroma

Cuatrocientos ochenta y cinco metros cuadrados sirvieron de excusa para albergar una importante colección de arte latinoamericano. "Los propietarios querían que esta segunda casa fuera opuesta a la que habitan en Estados Unidos: una gran caja de luz blanca invadida de arte. Entonces les propuse un diseño interpolado", contó el diseñador colombiano, Camilo Sighinolfi.
[https://cdn.magzter.com/1436980235/1708374848/articles/rU7ep5ruJ1710854668595/7635131131.jpg]
Este departamento anclado en los cerros orientales cuenta con una espacialidad dividida en varias escalas y con diferentes momentos. "Independientemente de las ideas que pudieran surgir, aquí lo único que realmente importaba era el arte", añadió Sighinolfi, quien también comentó que el concepto original que tenían en mente los propietarios era un loft de estilo industrial.
[https://cdn.magzter.com/1436980235/1708374848/articles/rU7ep5ruJ1710854668595/1711262569.jpg]
Camilo se quedó con la esencia de este requerimiento, pero le dio un gran giro al reemplazar el clásico ladrillo por el microcemento, las columnas de acero expuestas por muros curvos texturizados con terminaciones a piso invisibles y lo frío de un espacio metálico por la calidad de la madera. "Nada que te distraiga del arte expuesto en todas las fachadas posibles: pisos, techos y paredes", agregó.
"El diseño curvo me lo dio el proyecto. El departamento original tenía esta gran bóveda en el salón central con una doble altura de siete metros. Era una residencia de principios del siglo XXI en donde abundaban los mármoles italianos, las piedras talladas, carpinterías en com...